| Vivencia personal
Mi vivencia personal en San Petersburgo esta dividida (de momento)
en tres etapas que se corresponden con los tres maravillosos viajes
que hasta ahora llevo realizados y corresponden a un periodo temporal
al totde algo mas de medio año.
Primer
encuentro:
Corría el año 1997, por aquel entonces estudiaba 2º de Ruso y debido
a la complejidad del idioma y a la falta de personas con quien practicarlo
(fuera de la E.O.I. era imposible encontrar a nadie que lo hablase)
decidí que me vendría bien poner en practica lo aprendido con nativos
en su Rusia natal y me decidí concretamente por San Petersburgo ya
que en un viaje anterior por las Repúblicas Bálticas no había logrado
visitarlo, como era mi deseo, por pequeños problemas burocráticos
que surgieron.
Me disponía a estudiar un curso intensivo de tres meses de lengua
y cultura rusas para extranjeros en la Universidad Estatal de San
Petersburgo pero meses antes de emprender el viaje y por toda la literatura,
historia y misterio que envolvían a la antigua Petrogrado ya podía
intuir que iba a ser algo mas que un simple viaje de estudios.
Llegué a San Petersburgo
en vuelo directo desde Madrid después de un viaje muy tranquilo de
si no recuerdo mal poco mas de 4 horas de duración a bordo de un viejo
Tupolev de Aeroflot, una vez completados los tramites burocraticos
necesarios para franquear la aduana pude salir a la calle o pequeña
plazoleta que se encuentra frente al aeropuerto de Pulkovo y comenzar
a recibir las primeras impresiones de Rusia, era una tarde ya muy
avanzada del 1º de julio, y la luz era especial por encontrarse aún
bajo el fenomeno de las noches blancas, la temperatura era muy agradable,
incluso un poco alta por lo que intensificaba los olores que flotaban
en el ambiente, estos eran curiosa y profeticamente una mezcla de
los que se perciben en Oriente, (Norte de la India, Nepal) con los
que se pueden sentir, o sentian en los años 80 en Europa del Este
(Republica Checa, Hungria.) con un fondo de metal pesado pero todo
ello tremendamente evocador, la intensidad del olor me acompaño en
mis paseos durante mis dos primeros meses, al 3º debido, quizá a la
bajada de la temperatura desapareció y en mis sucesivas visitas a
Rusia, por desgracia no lo percibí con la misma intensidad. Bordeando
la plazoleta del aeropuerto se podian observar unos arboles de gran
porte que parecian crecer libremente, entre altas hierbas sin el cuidado
y sin el orden al que estamos acostumbrados en Occidente, así serian
una gran parte de los parques de San Petersburgo grandes bosques salvajes
dentro de la ciudad.
NATALIA, secretaria de la universidad Estatal nos esperaba para transportarnos
a la residencia de estudiantes, eramos seis estudiantes provenientes
de España, para llegar a la "obshejite" situada junto al
Golfo de Finlandia desde el aeropuerto nos vimos obligados a atravesar
toda la ciudad, una vez dejados atras todos los barrios perifericos
de anchisimas avenidas con edificios de construccion tipo Kruzov,
comenzamos a atravesar el centro de la ciudad con edificios palaciegos
con el sabor a antaño intacto por no haber sido objeto de unas excesivas
restauraciones como por desgracia a ocurrido en otras capitales europeas,
pasamos a lo largo de la avenida Nevski cruzando los puentes de los
rios Fontanca y Moica y del canal de Griboedov, para desembocar en
la immensa plaza del palacio junto al Hermitage y dirigirnos hacia
el puente del palacio para tener la primera perspectiva del rio Neva,
cuando esto ocurrió, en un instante comencé realmente a creer entender
la grandiosidad de esta ciudad, su belleza, su armonia, su historia,
sus luchas, desde la pequeña furgoneta en la que estabamos siendo
transportados, todo pasaba ante nosotros como un enorme decorado en
movimiento, todo ello acompañado por las aceleradas explicaciones
de nuestra improvisada guía, la sucesion de tantas maravillas en tan
escaso periodo de tiempo, no me permitia asimilarlas, ni sentir la
emoción adecuada por cada una de ellas, pero notaba la extraña sensacion
que se siente ante un hecho nuevo y desconocido, ante un hecho poco
habitual, una sensación no del todo agradable, puesto que primero
a de ser asimilada para poder catalogarla, pero que en todo caso prometia
enriquecerme con una nueva vivencia, algo por encima de la belleza
arquitectonica, por encima de la historia con la que cada rincón estaba
envuelto, algo absolutamente nuevo y por ello misterioso.
Al fin llegamos a la residencia, antes de acostarnos, dimos mis compañeros
de estudios y yo un paseo por la costa del Golfo de Finlandia eran
casi las 12 de la noche pero la claridad era absoluta, por el norte
el cielo mostraba sus tonos naranjas y rojos profundos procedentes
de la cercania del sol, segun se recorria con la visión la esfera
celeste en dirección Norte-Sur este variaba sus tonalidades pasando
por todas y cada una de las posibilidades de azules claros y platas
para pasar repentinamente por medio de una linea clara bien marcada
que dividia la boveda celeste en dos, a tonalidades azules marino
para acabar en el sur con los azules mas obscuros, pero aun estos
con la suficiente claridad como para que dichos tonos te contagiasen
tambien de la vitalidad y alegria que se sienten con la luz diurna.......................
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